Bienvenidos....

..... a mi blog de Psicologia, en el que pretendo recopilar diversidad de casos clínicos sobre trastornos mentales con la intención de poder estudiar de una forma más práctica cada uno de ellos. ¿Quien no se ha vuelto loco buscando estudio de casos en millones de sitios?
Todos los casos expuestos han sido extraidos de páginas web especializadas, dirigidas a difundir artículos e investigaciones y de libros de psicología clínica. Tan sólo expongo los casos y los clasifico respetando el diagnóstico realizado desde su lugar de origen, pero este blog está abierto a cualquier comentario que pueda definir aún mejor los trastornos o ampliar la información.

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miércoles, 28 de julio de 2010

Caso 3: Ana Lucía, 28 años

Ana Lucía es una mujer de 28 años. Inicialmente acude a petición de su pareja por tener una actitud muy seductora con aquellos que le rodean lo cual genera grandes discusiones entre ellos. Siempre le habían dicho que era, desde bien pequeña, muy activa, se movía continuamente y requería la atención de sus padres. Éstos, trataban de mantenerla ocupada, para ello le proporcionaban una variada y cuantiosa estimulación, solían comprarle muchos juguetes diferentes para que se entretuviera. Cuando Ana Lucía lloraba, sus padres acudían rápidamente a consolarla. Lo cual fomentaba sus conductas dirigidas a llamar la atención de las personas de su entorno, por ejemplo las rabietas y las pataletas. Con el nacimiento de su hermano estas conductas se incrementaron. Cuando el niño era un poco más mayor, ambos competían por el cuidado de sus padres. Para ello, Ana Lucía, en el fin de semana preparaba el desayuno a sus padres y se lo llevaba a la cama. En las ocasiones en que ésta deseaba que su madre le comprara un juguete nuevo, intentaba agradar a su madre mostrando su afecto por ella (con besos, elogios y abrazos) y de esta forma su madre terminaba por comprárselo. Actualmente, acostumbra a tener mucho éxito con los demás, a la hora de establecer una conversación acorta las distancias y suele mantener un gran contacto físico con él o la acompañante. No tiende a retirar la mirada cuando habla, sino que la mantiene fija en los ojos de la otra persona. En un principio suele atraer a todos, pero cuando establecen amistad, éstos se suelen alejarse de ella. Cuando no se le hace caso, es capaz de hacer cualquier cosa para ser el centro de todas las miradas. Cuenta que, en una ocasión en la que fue invitada a una fiesta en la que pasaba inadvertida, acabó realizando un striptease, que según ella fue muy comentada. Cuando sale con su pareja, tienden a discutir acerca de su atuendo. Se viste de forma provocativa y exuberante, faldas muy cortas, escotes muy amplios,... Da una gran importancia a su aspecto físico, dedicándole una gran cantidad de tiempo, con la intención de obtener la atención de los demás. 

Ana Lucía normalmente manipula a la gente que le rodea para obtener su aprobación y elogios. Le resulta difícil terminar las actividades y proyectos que ha iniciado, ya que se aburre fácilmente, por ello busca nuevas fuentes de activación. Tiene reacciones desorbitadas y exageradas, llegando incluso a “montar un numerito”, aunque tras poco tiempo se comporta como si no hubiera pasado nada. Por ejemplo, cuando discute con su pareja, lo hace de forma explosiva, grita, llora,... y una vez que ha terminado actúa con normalidad. Es capaz de pasar de una emoción a otra con facilidad. Es una persona influenciable, cambia de opinión constantemente en función de lo que opinen los demás. Ha desarrollado una especial habilidad para conocer cuáles son las expectativas de los que la rodean y adaptarse a ellas, de esta forma consigue que los demás le atiendan. Con este mismo fin, tiende a sobreactuar en sus relaciones. Cuando relata algún acontecimiento lo hace como si lo estuviera reviviendo y de forma teatral. Tiene una idea errónea acerca de sus relaciones interpersonales, considerándolas más íntimas y profundas de lo que realmente son. Por este motivo, hace poco tiempo (unas dos semanas), tuvo que enfrentarse a una situación en la que un hombre al que consideraba un amigo, le había confirmado que tan sólo eran compañeros de trabajo, lo cual le afectó desproporcionadamente. Se muestra muy sensible y ofendida cuando alguien la rechaza o critica. Lo cual indica que tiene una baja tolerancia a la frustración.
martes, 27 de julio de 2010

Caso 2: Antonio, 31 años


Antonio, 31 años de edad, de complexión alta y delgada, con aspecto normal y soltero. Estudió la carrera de ingeniería informática y ahora tiene una empresa de páginas webs junto a su hermana mayor. Hasta el embarazo de su hermana le gustaba su trabajo: estaban en una oficina los dos solos, sin necesidad de tener que entablar conversaciones con gente ajena. Era siempre su hermana la que se encargaba de hablar y negociar con los clientes, él solo tenía que sentarse delante del ordenador y crear páginas webs.

Cuando ésta dio a luz se tomó aproximadamente un mes de descanso. Así, nuestro paciente tendría que haberse puesto al frente de las presentaciones a los clientes pero se vio incapaz. De hecho dejó él también de acudir a la oficina por el temor a tener que encontrarse con clientes o tener que responder a las llamadas telefónicas. A raíz de esto su hermana se empezó a preocupar seriamente y fue quien le propuso lo de ir a terapia. Él mismo se dio cuenta de que algo no funcionaba bien ya que había estado durante todo el tiempo de la baja de su hermana, literalmente, encerrado en casa. Ni si quiera había tenido ningún interés por conocer a su nueva sobrina ni por saber qué tal se encontraba su hermana.

Reconoce que hasta ese momento había estado muy centrado en su trabajo, y que solo le interesaba hacer más y más páginas web, pero tampoco se sentía aislado del mundo como le solía comentar su hermana, sino que él estaba a gusto dedicando su vida al trabajo. Nunca había gozado de grandes amistades y hasta ahora no había tenido una relación seria, pero es que tampoco sentía ninguna necesidad. De la universidad, por ejemplo, cuenta que iba poco y que no se relacionó con nadie. Explica que de hecho durante toda su vida no había tenido más de diez relaciones sexuales y que no había sentido placer (tampoco le había disgustado).

Explica que aunque era verdad que no salía con frecuencia (había meses que solo había ido de casa al trabajo y del trabajo a casa), no era un tema que le agobiase. A veces sí se había planteado qué sentido tenía su vida, es decir, tenía un leve pensamiento suicida que pronto se le iba de la cabeza, pero que insinuaba varias veces. Esta idea cada vez le causaba mas preocupaciones y a esto se le sumaba leves crisis de ansiedad que enseguida solucionaba sentándose enfrente del ordenador y continuando con su trabajo.

En cuanto a su historia familiar, cuando él nació su madre cayó en una fuerte depresión y años mas tarde su padre tuvo un accidente de coche y falleció. Su madre nunca se llegó a recuperar de la depresión, la situación cada vez era más complicada, y por eso su hermana decidió irse a vivir fuera de España. Esto le supuso un gran cambio, era muy pequeño cuando todo esto sucedió. Solo él convivía con su madre enferma y se sentía responsable. Tampoco tenía a ningún miembro de su familia cerca, porque aunque estuviera su madre enferma recibían muy pocas visitas. Nunca recibió ningún tipo de cariño o ternura.

Fue un buen estudiante y nunca se metió en líos, pasó una infancia y adolescencia tranquila: nunca se interesó por salir, ni envidió a sus compañeros que se reunían los viernes para pasarlo bien, así como tampoco se sintió nunca atraído por ninguna chica. Incluso recordó que le resultaba incomodo hablar con la gente, lo pasaba mal en clase, en el recreo, y que solo deseaba llegar a casa para leer sus libros de coches y estudiar, cosa que le encantaba.

Cuando hablaba de su madre lo hacía de una forma especial, le solía costar mucho y no la recordaba con mucho cariño, como si para él hubiera sido siempre una preocupación que le absorbió toda su infancia y con la que no pudo compartir ningún momento de felicidad y tranquilidad.

Caso 1: Serafín, 30 años

Serafín es un hombre de 30 años, de gran estatura y corpulencia. Desde el inicio mantiene una actitud de familiaridad con el terapeuta, tratando de facilitarle a este la tarea para la que se supone ha consultado. Comienza aclarando que si ha venido es porque le ha convencido su hermano, «aunque es verdad que llevo una temporada algo bajo de ánimo. Van a echarme de la Universidad por no haber aprobado los mínimos exigidos. Me he pasado los dos últimos años trabajando en mi propio negocio y he descuidado la carrera. Pero siempre he tenido una confianza absoluta en que puedo resolver cualquier problema que se presente. Y siempre lo he conseguido, Sé lo que pasado. Yo empiezo muy bien, pero a medida que pasa el tiempo me voy dispersando. Tengo que planificar con más cuidado». Continúa diciendo que «el negocio me ha ido mal porque abarqué más de lo que podía. Además, me engañaron y no he podido recuperar la inversión económica que hice»

Serafín continúa lamentándose de que nada le ha ido bien en los últimos tiempos y señala que quizás su hermano tiene razón en que últimamente «no levanto cabeza. Hace algunos meses me seleccionaron entre muchos candidatos para un puesto en una multinacional, pero al final no me lo dieron porque no tengo título universitario». A esta pérdida que sí reconoce haberle afectado se le asocia inmediatamente un gesto de rabia. Explica entonces que tiene que presentarse a declarar en un juicio por un incidente que le ocurrió en una sala de fiestas: «un matrimonio de personas mayores que se sentaban delante se quejó de que les molestaba con las piernas. Iniciamos una discusión y el señor se cayó hacia atrás y se dio un golpe en la cabeza, pero yo no lo toqué». 

Sigue refieriendo que otro ámbito en el que está librando una batalla es en su trabajo de funcionario: «Pretenden hacer una reducción de jornada y sueldo. Estoy intentando movilizar a mis compañeros para ir a hablar con el jefe de recursos humanos. Estoy seguro de que si hablara con él le ayudaría a ver cosas que no ha considerado. Yo creo que entre jefes y operarios no existen diferencias. La verdad es que pienso que son idiotas. Desde siempre me han estado llamando la atención porque me ponía a estudiar durante la jornada laboral; sin embargo, no me decían nada si leía el periódico. No tienen ni idea de lo que es mandar, les obedezco porque es lo más cómodo»

En este momento, dice al psicólogo que realiza la entrevista que tiene un problema en el que sí podría ayudarle: «He pensado que si me hicieras un informe psicológico de que me estoy mirando mis problemas podría hacer presión para detener mi salida de la Universidad. Claro que no me sirve que pongas la fecha de la primera consulta -estamos en una segunda visita-, lo que yo quiero es jugar con la ambigüedad. Hay que anticiparse a los movimientos de los demás». Serafín es el mayor de dos hermanos. De su historia infantil se desprende la imagen de alguien que se sentía diferente al resto: «Yo nunca he tenido que estudiar,me bastaba con lo que oía en la clase. No me gustaba quedar para estudiar con los demás, me gustaba hacérmelo solo. Por mi fama de empollón nunca me he sentido completamente integrado»

Sus padres se separaron poco antes de que se marchara a la mili. «Todo eso lo viví a distancia. Les llamaba y lloraban. Acabé diciendome: "estás solo y no te puedes poner triste". Quien se lo comió todo fue mi hermano. Pobre, siempre iba pegadoa mi como si fuera un perrito. Me pasé una mili estupenda». Dice que «siempre he discutido mucho con mis padres, sobre todo con mi padre, porque tenemos ideas distintas sobre la familia. Mi padre cree que los padres mandan sobre los hijos como si se tratara de un derecho natural, pero yo sostengo que esa idea es falsa; para mí somos iguales. Y si no es así, que me lo demuestren».  


Manual de Psicopatología Clínica. Adolfo Jarne, Antoni Talarn.

Mi Alterego

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Keziah Mason
Valencia, Valencia, Spain
Soy Lic. en Psicologia y he trabajado durante 5 años en el ámbito de RRHH. Actualmente estudio un master en Psicología Clínica, Legal y Forense y me interesa todo lo que esté relacionado con ello.
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"Las personalidades son como cuadros impresionistas. A cierta distancia, cada persona parece hecha de una pieza; desde más cerca, constituye un desconcertante entramado de estados de ánimo, cogniciones e intenciones" (Theodore Millon)

“El ego permanece siendo el centro inamovible de su mundo”

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psikotropia@gmail.com

http://psikotropia.blogspot.com/

Psicopatología en el Arte

Aún sin tener una base sólida, pues muchos de estos diagnósticos no están hechos por profesionales, sino a través de su biografía, muchos artistas de gran renombre han padecido trastornos mentales, entre otros:

Cesare Pavese: Depresión
Willem de Kooning: Alzheimer
Giorgio de Chirico: Psicosis
Edvard Munch: Ansiedad Mórbida / Psicosis
Salvador Dalí: Narcisista
Henri Michaux: Trastorno Evitativo
Elfriede Jelinek: Fobia Social
Isaac Newton: Sindrome de Asperger
Lord Byron: Trastorno Bipolar
Schumann: Trastorno Bipolar
Melville: Trastorno Bipolar
Joan Miró: Depresión
Tolstoi: Trastorno Bipolar
Vincent Van Gogh: Trastorno Limite de la Personalidad
Ernest Hemingway: Trastorno Bipolar
Franz Kafka: Trastorno Esquizoide
Virginia Woolf: Trastorno Bipolar
Robert Walser: Trastornos Nerviosos / Alucinaciones Auditivas
Huxley: Trastorno Bipolar
Marc Rothko: Depresión /consumo de sustancias adictivas
Chopin: Trastorno Bipolar
Andy Warhol: Trastorno de Personalidad Antisocial
Roman Gary: Depresión

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