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..... a mi blog de Psicologia, en el que pretendo recopilar diversidad de casos clínicos sobre trastornos mentales con la intención de poder estudiar de una forma más práctica cada uno de ellos. ¿Quien no se ha vuelto loco buscando estudio de casos en millones de sitios?
Todos los casos expuestos han sido extraidos de páginas web especializadas, dirigidas a difundir artículos e investigaciones y de libros de psicología clínica. Tan sólo expongo los casos y los clasifico respetando el diagnóstico realizado desde su lugar de origen, pero este blog está abierto a cualquier comentario que pueda definir aún mejor los trastornos o ampliar la información.

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miércoles, 18 de agosto de 2010

Caso 5: John Marshall, 32 años

John Marshall, blanco, soltero y de 32 años de edad, fue enviado para una exploración psiquiátrica por el tribunal de menores antes de determinar sus derechos de paternidad sobre su hijo de 7 años de edad, Richard. Los servicios de protección de menores habían tratado el caso del Sr. Marshall durante 7 años, período en el que él se había saltado las normas. Durante este tiempo había sido denunciado una vez por abuso físico de un menor (aunque no se trataba de su hijo) y dos veces por abusar de su mujer. No tenía otros problemas judiciales.

Los servicios de protección de menores empezaron a trabajar con el Sr. y la Sra. Marshall cuando su hijo todavía vivía con ellos. No obstante, cuando el niño tenía 3 años empezó a tener miedo al agua, se constató que no le habían educado en materia de higiene, se mostraba extremadamente retraído, incapaz de jugar y tenía lesiones en ambos nervios ópticos, sospechándose que había sido repetida y severamente maltratado de pequeño. Actualmente, el niño es legalmente ciego. A los 3 años de edad, Richard fue remitido a una familia adoptiva. Se descubrió que su padre natural le había encerrado muchas veces en el lavabo y durante muchas horas, y que éste había impedido a su mujer que tuviera cuidado del niño.

Puesto que Richard fue asignado a una familia adoptiva, se esperaba que su padre le ayudara económicamente. El Sr. Marshall tiene un empleo estable, pero no ha pagado ningún gasto a su hijo ni nunca le ha comprado un regalo. Se sabe que dispone de algunos ingresos extra, pero suele gastarlo en revistas, como por ejemplo, el soldado de la fortuna, o en cultivar directamente su interés por las artes marciales. Está fascinado por las pistolas, navajas y otras armas, que describe como «los instrumentos de su status». Siente devoción por estos «juguetes» y refiere que «le suben la adrenalina». Tiene fantasías de llegar a ser un mercenario e incorporarse en la Legión Extranjera.

El Sr. Marshall admite sin reparos haber pegado a dos niños, de 6 y 7 años respectivamente, a los cuales debía en teoría cuidar, pero a quienes en cambio apaleaba y producía hematomas. Justifica estas palizas debido a que uno de los dos niños le mintió. Cuando visita a su hijo se dirige a él con los nombre de «mocoso» o «rata rastrera». Delante de Richard describe con gran detalle sus abusivos métodos de educación y juega con navajas afiladas durante estas discusiones. Cuando fue remitido a un cursillo de padres para mejorar su relación con Richard, distraía a otros miembros de la clase contando largos y dramáticos relatos sobre diversos hechos desviados, como, por ejemplo, partir el cuello de los gansos del parque de la ciudad. Finalmente se le invitó a abandonar estas clases.

El Sr. Marshall conoció a su mujer legal cuando ella trabajaba en un salón de masajes. Ésta intentó en varias ocasiones dejarle, pero él la seguía a todas partes y le causaba tantos problemas en los lugares donde ella se mudaba que finalmente ésta tuvo que ceder. Al mismo tiempo la hostigaba en el trabajo y la amenazaba repetidamente de promover su despido si osaba abandonarle. De hecho, precipitó que la despidieran en varias ocasiones. Por ejemplo, llamaba a su lugar de trabajo y le decía a su jefe que él era un detective privado y que la estaba investigando por desfalco, fraude o abuso de menores (todas estas acusaciones eran falsas). Poco después de que ella lo abandonara por última vez, el Sr. Marshall llamó a su trabajo y dejó un mensaje diciendo que él era un representante de la familia de adopción donde su hijo estaba viviendo, y que Richard había sido herido de muerte en un accidente de coche (información que era falsa). Finalmente, la Sra. Marshall le puso una denuncia acusándole de abuso.

El Sr. Marshall encontró a una nueva compañera en los cursillos de padres. Poco después de irse a vivir juntos empezó a abusar de ella y ésta acabó poniéndole una nueva demanda. Él continuó hostigandola, siguiendola al trabajo; llamándola por teléfono a la oficina y causándole un problema tras otro. En una ocasión, la siguió al trabajo, la arrinconó en una habitación desprovista de ventanas y empezó a hacer una demostración de «llaves de karate» contra los objetos de la estancia, amenazándola de hacer lo mismo con ella. De hecho no llegó a tocarla.

El Sr. Marshall es el mayor de seis hermanastros. No mantiene ninguna relación con su padre natural. Su padrastro había sido militar de carrera, y debido a ello toda la familia estaba sometida a continuos cambios de residencia. Niega haber maltratado a su madre durante su infancia, pero dice que su padrastro tenía un temperamento violento y en ocasiones le pegaba sin ningún motivo. Estas peleas daban lugar a cortes y hematomas. El Sr. Marshall empezó a interesarse por el karate a la edad de 14 años como forma de defenderse contra las iras de su padrastro.

Niega haber tenido problemas de conducta en el ámbito familiar o escolar durante su infancia o adolescencia. Obtuvo una media de notable en el instituto y tomó parte en varias actividades deportivas. No obstante, nunca sintió que se había ganado el reconocimiento o elogios de su padrastro. Una vez acabada su etapa en el instituto, cursó 2 años de universidad en la facultad de ciencias policiales.

El Sr. Marshall no tiene problemas con las drogas o el alcohol, y no existen indicios de que algún miembro de la familia los haya tenido. No tiene conciencia de haber estado deprimido en ningún momento de su vida, y nunca ha realizado ninguna tentativa de suicidio. Se siente inustamente tratado por los servicios de protección de menores y por el tribunal de menores. Aunque los servicios de asistencia social informan que hostiga a la madre adoptiva, al asistente social y a su propia abuela, cree que los servicios de protección de menores la han tomado con él.

Cree que las acusaciones contra él son insignificantes o infundadas y que finalmente obtendrá la custodia de su hijo. Ríe cuando se le recuerda que su hijo tiene graves problemas de visión y que nunca verá lo suficientemente bien como para conducir.

Durante la entrevista, el Sr. Marshall se muestra algo reivindicativo, intentando manipular las horas de visita por las noches o los fines de semana. Intenta humillar al asistente social del caso y a su ex-mujer, aunque no al psiquiatra. La exploración de su estado mental resulta normal en lo que se refiere a la capacidad cognoscitiva, de abstracción, concentración y de conocimientos generales, aunque se detecta una pobre capacidad de juicio.


El patrón persistente de conductas crueles y agresivas del Sr. Marshall sugieren el diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad. Sin embargo, niega los antecedentes infantiles típicos de este trastorno (p.ej. absentismo escolar, peleas, drogas y problemas de conducta en la escuela) que se requieren para efectuar este diagnóstico. Como adulto, el Sr. Marshall es cruel físicamente, humilla y rebaja a otras personas, utiliza duros métodos de disciplina, miente con el propósito de perjudicar a los demás y está fascinado por las armas y la violencia. Cuando este tipo de conducta constituye la patología predominante de la personalidad y no persigue el propósito de lograr excitación sexual (como en el sadismo sexual), se efectúa el diagnóstico de trastorno pasivo-agresivo de la personalidad. Los profesionales de la salud mental raramente se encuentran con idndividuos que presenten este trastorno, excepto cuando son enviados, como en este caso, debido a procesos judiciales en los cuales se ven implicados por haber abusado del cónyuge (en la mayor parte de casos se trata de hombres) o de menores. En el ámbito forense, este trastorno no es raro, particularmente entre los individuos que han perpetrado delitos violentos contra personas.


DSM - IV - TR. Libro de casos. Robert L. Spitzer

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Mi Alterego

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Keziah Mason
Valencia, Valencia, Spain
Soy Lic. en Psicologia y he trabajado durante 5 años en el ámbito de RRHH. Actualmente estudio un master en Psicología Clínica, Legal y Forense y me interesa todo lo que esté relacionado con ello.
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"Las personalidades son como cuadros impresionistas. A cierta distancia, cada persona parece hecha de una pieza; desde más cerca, constituye un desconcertante entramado de estados de ánimo, cogniciones e intenciones" (Theodore Millon)

“El ego permanece siendo el centro inamovible de su mundo”

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Psicopatología en el Arte

Aún sin tener una base sólida, pues muchos de estos diagnósticos no están hechos por profesionales, sino a través de su biografía, muchos artistas de gran renombre han padecido trastornos mentales, entre otros:

Cesare Pavese: Depresión
Willem de Kooning: Alzheimer
Giorgio de Chirico: Psicosis
Edvard Munch: Ansiedad Mórbida / Psicosis
Salvador Dalí: Narcisista
Henri Michaux: Trastorno Evitativo
Elfriede Jelinek: Fobia Social
Isaac Newton: Sindrome de Asperger
Lord Byron: Trastorno Bipolar
Schumann: Trastorno Bipolar
Melville: Trastorno Bipolar
Joan Miró: Depresión
Tolstoi: Trastorno Bipolar
Vincent Van Gogh: Trastorno Limite de la Personalidad
Ernest Hemingway: Trastorno Bipolar
Franz Kafka: Trastorno Esquizoide
Virginia Woolf: Trastorno Bipolar
Robert Walser: Trastornos Nerviosos / Alucinaciones Auditivas
Huxley: Trastorno Bipolar
Marc Rothko: Depresión /consumo de sustancias adictivas
Chopin: Trastorno Bipolar
Andy Warhol: Trastorno de Personalidad Antisocial
Roman Gary: Depresión

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